Aconteció que después de estas cosas, Dios probó a Abraham, y le dijo: ¡Abraham! Y él respondió: Heme aquí. Y Dios dijo: Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Abraham se levantó muy de mañana, aparejó su asno y tomó con él a dos de sus mozos y a su hijo Isaac [...] Entonces Abraham dijo a sus mozos: Quedaos aquí con el asno; yo y el muchacho iremos hasta allá, adoraremos y volveremos a vosotros.
GÉNESIS 22:1-5
En el idioma hebreo, con el cual se escribió casi todo el Antiguo Testamento, se utilizan diferentes palabras para referirse a los jóvenes, una de ellas es "náar" que, entre otras cosas, siginfica: Joven, muchacho, niño, pastor, pequeño, servidor, siervo y sirviente1.
El recorrido por los versos en donde aparecen jóvenes descritos con “náar” nos proporciona la enseñanza de las cosas que debe vivir la juventud cristiana, aquellos jóvenes que habiendo nacido de nuevo por medio de sacrificio de Jesucristo, son llamados hijos de Dios.
Y el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas y toma para ti los bienes. Y Abram dijo al rey de Sodoma: He jurado al SEÑOR, Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra, que no tomaré ni un hilo ni una correa de zapato, ni ninguna cosa tuya, para que no digas: "Yo enriquecí a Abram." Nada tomaré, excepto lo que los jóvenes han comido y la parte de los hombres que fueron conmigo: Aner, Escol y Mamre. Ellos tomarán su parte. Génesis 14:21-24.
El evento descrito en los versos anteriores es un ejemplo importante porque muestra cómo el rey de Sodoma no se dirigió a los jóvenes para tentarlos con las riquezas porque éstos estaban bajo la protección de Abraham.
Esto tiene una importante enseñanza para la juventud cristiana, pues muestra la protección de la cobertura ministerial para poder resistir las acechanzas y tentaciones que el enemigo les lanza, ya sean de riqueza, sexuales o de otro tipo, o ya sean daños que quiera causarles (Gn. 19:4-9; 13:13).
Por ello hay jóvenes cristianos que ceden a las tentaciones porque se salen de la protección ministerial cuando no reconocen la autoridad, no reciben la predicación, el consejo, la instrucción ni la corrección del pastor; su falta de sujeción y/o su autosuficiencia le han conducido a caer en el pecado. Además por el mismo hecho de no recibir la protección y cobertura ministerial hay quienes también han lelgado sufrido daños físicos.
Por ello es importante que los jóvenes cristianos reconozcan la autotidad de sus padres y de sus pastores y se sujeten a ellos para ser protegidos.
Aconteció que después de estas cosas, Dios probó a Abraham, y le dijo: ¡Abraham! Y él respondió: Heme aquí. Y Dios dijo: Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Abraham se levantó muy de mañana, aparejó su asno y tomó con él a dos de sus mozos y a su hijo Isaac [...] Entonces Abraham dijo a sus mozos: Quedaos aquí con el asno; yo y el muchacho iremos hasta allá, adoraremos y volveremos a vosotros. Génesis 22:1-5.
En los versos anteriores encontramos a dos tipos de jóvenes. El primer tipo está representado en Isaac, pues son jóvenes que mueren a sí mismos, a sus deseos, a sus planes; absteniendose de aquello que saben que es pecaminoso para agradar al Señor, sino que se consagran y lo buscan y buscan su presencia continuamente.
El segundo tipo está representado en los mozos que iban con Abrham e Isaac, quienes nisiquiera llegaron al lugar del sacrificio; es decir que son jóvenes cristianos que aman más las cosas del mundo que al Señor (Jn. 3:19), prefieren deleitarse en las tentaciones y el pecado, haciéndose amigos del mundo y volviéndose enemigos de Dios (Stg. 4:4)
Por esta razón la invitación para los jóvenes es que estén dispuestos a morir a sí mismos para agradar y ser amigos de Dios.
Y el SEÑOR se le apareció en el encinar de Mamre, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda en el calor del día. Cuando alzó los ojos y miró, he aquí, tres hombres estaban parados frente a él; [...] y dijo: Señor mío, si ahora he hallado gracia ante tus ojos, te ruego que no pases de largo junto a tu siervo. [...] y yo traeré un pedazo de pan para que os alimentéis, y después sigáis adelante [...] Corrió también Abraham a la vacada y tomó un becerro tierno y bueno, y se lo dio al criado, que se apresuró a prepararlo. Génesis 18:1-7.
En el Cantar de los Cantares vemos que el amado desciende a su huerto a comer (Cnt. 5:1); lo que nos enseña que, en el sentido espiritual, el jóven cristiano debe preparar alimento para darselo al Señor produciendo el fruto del Espíritu, siendo espiritual, guiado y lleno del Espíritu Santo; además debe ofrecer el fruto de labios que confiesa su nombre.
La Biblia explica que los jóvenes tienen gloria, y una de ellas es su fuerza; por tal razón deben buscar al Señor para no perderla sino que aprovecharla buscándole y sirviéndole a Él.
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