Y él, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
LUCAS 10:27
En el Antiguo Testamento se utilizan diversas palabras para referirse a la mente, por ejemplo, alma, espíritu, corazón, riñones (Pr. 23:7; 49:3); pero en el Nuevo el Señor Jesús identifica a la mente y dice que debemos amar al Padre con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente (Mt. 22:37; Mr. 12:30).
Antes de caer la mente que tenía Adán funcionaba al 100% de la capacidad que Dios le había dado y por ello, por ejemplo, se podía comunicar con los animales y vivir en sus ambientes (agua, aire y tierra), pero a consecuencia del pecado y de la desobediencia empezó un proceso de involución que también afectó a su mente.
En el momento que el Señor nos salva nuestra mente queda en un estado neutro y limpia; por lo que ahora depende del cristiano si su mente involuciona o evoluciona para llegar a tener el 100% de su capacidad.
En el Nuevo Testamento se utilizan varias palabras para referirse a la mente: Diánoia, noús, frónema, nóe?ma, noéo? y kardía. La palabra "diánoia" denota la facultad del pensamiento; luego de conocimiento; de ahí el entendimiento y en general la mente, y por ello la facultad de reflexión moral y meditación; y significa: La facultad del conocimiento, entendimiento, de mente, pensamiento, actitud, intención, propósito1. Noús denota, hablando en general, el asiento de la consciencia reflexiva, comprendiendo las facultades de la percepción y comprensión, y las de sentimiento, juicio y determinación; y significa: Mente, pensamiento, actitud, intención, propósito, entendimiento y discernimiento2. Frónema denota lo que uno tiene en la mente, el pensamiento; el contenido del proceso expresado en froneo; es tener en mente, pensar; y significa: Manera de pensar e intención3. Nóe?ma es la percepción, es decir, el propósito o (por implicación) el intelecto, disposición; y significa: Dispositivo, mente, pensamiento, maquinación e intención4. Noéo? significa: Darse cuenta, discernir, entender, considerar, reflexionar e imaginar5. Kardía es el corazón, el asiento y centro de la vida humana; es el ser interior, mente, voluntad, deseo e intención. En el Nuevo Testamento se usa como el asiento de los deseos, sentimientos, afecciones, pasiones e impulsos6.
La Biblia enseña que la paga del pecado es muerte (Ro. 6:23); de allí comprendemos que el pecado va dañando y degenerando el ser integral del ser humano, incluyendo su mente; asimismo el enemigo utiliza a los medios como el cine, los libros, la internet, las redes sociales (virtuales, físicas), la multimedia, la música, la prensa, la radio y la televisión para hacer involucionar y apoderarse de la mente de las personas.
Veamos algunos aspectos relacionados a la involución de la mente:
Porque no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada. (Mr. 6:52. LBLA)
No puede entender los milagros que el Señor hace a favor de su pueblo; tampoco entiende los milagros que el Señor ha hecho en su vida para salvarlo, liberarlo, defenderlo, guardarlo y bendecirlo (Sal. 28:5 R-1569; 106:7).
No puede entender el poder del Señor sobre la naturaleza (Mt. 8:25-27) y las fuerzas fundamentales1 del Universo; a pesar de que la Biblia enseña que por medio de Él y para Él fueron creadas todas las cosas (Col. 1:16; Jn. 1:3) y todo permanece, se mantiene y subsiste2 por Él (Col. 1:17)3.
En el pasaje paralelo a Marcos 8:13-21 en Mateo 16:6-12 vemos que el Señor les habla a sus discípulos acerca de doctrinas.
Es decir que el corazón o la mente embotada o endurecida no puede entender la importancia de la sana doctrina para la iglesia ni para sí mismo (Mt. 16:6-12).
Este tipo de corazón o mente tampoco puede distinguir las falsas doctrinas ni puede entender los peligros que ellas representan.
Ahora bien los que tienen estas afecciones en el corazón o la mente pueden ser personas que enseñan o están siendo enseñados en la iglesia (1 Ti. 1:7).
Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. (Hch. 22:9 RV-1960)
De acuerdo al hecho de que el corazón o la mente embotada o endurecida no entiende; vemos en el verso de Hechos 22:9, que las personas con alguna de estas afecciones no pueden entender que Dios le habla y se manifiesta de diversas maneras a sus hijos; incluso de formas sobrenaturales.
Las personas que tienen estas afecciones son semejantes al Faraón quien endureció su corazón varias veces, veamos:
i. No escuchan, Éxodo 7:13
ii. Son engañados por la hechicería, Éxodo 7:22
iii. Consultan y le creen a los magos, Éxodo 8:19
iv. Mantiene en cautividad a otros cristianos, Éxodo 9:35
v. Persigue al pueblo de Dios, Éxodo 14:4
La mente embotada o endurecida tampoco puede entender la lectura o la enseñanza del Antiguo ni del Nuevo Testamento.
Nadie os prive de vuestro premio, complaciéndose en afectada humildad y culto de ángeles, metiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su mente carnal. (Col. 2:18 RV-SBT)
La mente carnal cree, practica y se deleita en buscar, adorar, rendir culto y practicar religiones a dioses falsos y a ángeles o a ángeles caídos.
La mente carnal se hincha, es decir que es orgullosa y altiva; la persona con este tipo de mente, a pesar de que está en pecado no se arrepiente (1 Co. 5:2).
Estas personas, incluso, pueden tener dones, pero no producen el fruto del Espíritu Santo (1 Co. 5:2).
El creyente con mente carnal va tras conocimientos que no están en las Escrituras ya sean ocultos, ocultistas o de otro tipo porque lo hace para contender con los hermanos acerca de quién sabe más (1 Co. 4:6).
En el verso 19 dice que "y no asiéndose1 a la cabeza"; es decir que la persona con mente carnal no se sujeta, ni se aferra, ni se mantiene firme en el Señor Jesucristo, que es la cabeza; tampoco se sujeta a los ministros que Él ha dejado, es decir a los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros (Ef. 4:11).
La mente carnal solamente piensa y se ocupa de las cosas de la carne, algunas de ellas son: Adulterio, fornicación, impureza, lujuria, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes a estas (Gá. 5:19-21).
La mente carnal es muerte; por eso hace que la persona se aparte del Señor y que practique cosas como: Maldecir a sus padres (Mr. 7:10), injusticia, fornicación, malicia, avaricia, maldad; envidia, homicidios, contiendas, engaños, malignidades; murmuración, detracciones, aborrecer a Dios, injuriar, soberbia, altivez, inventar males, desobediencia a los padres, necedad, deslealtad, falta de afecto natural, implacabilidad y falta de misericordia (Ro. 1:29-32).
La mente carnal es enemiga y enemistad contra Dios; por ello desea, procura y se hace amiga del mundo (Stg. 4:4); asimismo se rebela y contrista al Espíritu Santo (Is. 63:10).
La persona con mente carnal no deja que el Señor gobierne su vida (Lc. 19:27) y será destruida (Is. 1:24).
Además la mente carnal no se sujeta ni pude sujetarse a la ley de Dios (Ro. 8:7).
Cuando alguien oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. (Mt. 13:19. RV-SBT)
Entonces les abrió la mente, para que entendiesen las Escrituras. (Lc. 24:45. VM)
La mente cerrada es la que conscientemente no entiende la Palabra de Dios; en los casos más graves las personas con la mente cerrada, por ejemplo, aunque el Señor les hable personalmente con logos o rhema no lo entienden (Lc. 2:50; 9:45; Jn. 8:26-27).
La mente cerrada no entiende la sana doctrina ni la importancia de la misma (Mt. 16:12); tampoco entienden los misterios de Dios (Fil. 2:6-7).
La mente cerrada no entiende la doctrina acerca de los tiempos finales, es decir acerca de la escatología, pues en Marcos 9:31-32 leemos que los disciípulos no entendían lo que el Señor les decía acerca de su muerte y resurrección: "Enseñaba, pues, a sus discípulos y les decía: El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres, y lo matarán; después de ser muerto él, resucitará al tercer día. Mas ellos no entendían1 esta palabra, y tenían miedo de preguntarle." (Mr. 9:31-32; Lc. 9:45) y desde la muerte y resurrección del Señor empezaron los tiempos finales (Job 19:25).
Como consecuencia de que la mente cerrada no entiende la Palabra del Señor, entonces el enemigo se presenta como la potestad1 el malo y llega a su corazón y arrebata la Palabra que le fue sembrada.
Las aves del cielo que comen la semilla son figura de demonios (Mt. 13:4); que también llegan a la vida de la persona para quitar la Palabra de Dios.
Las personas con la mente cerrada también son afectadas en su corazón porque como el malo arrebata la semilla que les fue sembrada, entonces no pueden dar buen fruto sino que solo producen espinos y ortigas1 (Pr. 24:30-31) y únicamente dejan crecer la cizaña en su corazón (Mt. 13:24).
Las personas que tienen la mente cerrada también son perezosas para escuchar y entender la Palabra del Señor (Pr. 24:30; He. 5:11 RV1865).
Las personas con la mente cerrada se caracterizan porque están junto al camino.
Recordemos que los que están junto al camino son las rameras (Gn. 38:14, 21), las serpientes (Gn. 49:17), los que tienen la visión entenebrecida y no pueden ver (1 S. 4:13-15), los que persiguen a los ungidos de Dios (1 S. 26:3), los ciegos (Mt. 20:30) y los que mendigan (Mr. 10:46; Lc. 18:35).
Las personas con la mente cerrada corren el peligro de blasfemar o blasfeman en contra de todo aquello que no entienden pues, en cierta manera, son semejantes a las bestias (Jud. 1:10).
Recordemos que una de las afecciones principales de la mente cerrada es que no entiende la Palabra del Señor.
El versículo de Juan 8:43 deja ver que una de las causas de la mente cerrada es que las personas no escuchan, o no leen, la Palabra del Señor.
Ya sea literal o espiritual; en el caso del adulterio espiritual, por ejemplo, creen apoyan o participan en el engaño del movimiento ecuménico1.
Para aprender acerca del proceso de evolución de la mente se puede consultar el tema Didaskalía No. 43, La Evolución de la Mente2.
Debemos de reconocer al Señor Jesucristo en todos nuestros caminos; pues todo lo bueno que tenemos proviene de Él y solamente somos instrumentos en sus manos.
Asimismo debemos esforzarnos para que nuestra mente sea renovada cada día y dejar que el Señor haga su obra en nuestra vida y que alcancemos la mente de Cristo, porque ese es su propósito para nuestra vida.
Y él, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.[...]
Y él, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.[...]
Y él, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.[...]