El podcast de hoy está basado en el libro del profeta Sofonías 3:9 (RV-1909): 9 Por entonces volveré yo á los pueblos el labio limpio, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que de un consentimiento le sirvan.
Escuchemos acerca de las necesidades del cristiano de la transformación del corazón y la conversación.
En el Cantar de los Cantares, el amado (que representa a Jesús) se dirige a la amada (que representa a la iglesia) y le dice: "Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven". Este llamado es una invitación a levantarnos y acercarnos al Señor. Luego, en Cantares 4:3, el amado describe a la amada diciendo: "Tus labios, como un hilo de grana… y tu habla, hermosa".
Esta imagen del "hilo de grana" nos remite directamente a la historia de Rahab en Josué 2:18. Allí, un cordón rojo (de grana) atado en la ventana significó protección y redención para ella y su familia. Este hilo rojo es un poderoso símbolo de la redención que Jesucristo obtuvo para nosotros. Todos hemos sido esclavos del pecado, pero Cristo pagó nuestra deuda, nos liberó y nos restauró. Los labios de la amada son hermosos porque hablan de esta redención; testifican con gratitud cómo el Señor los rescató, perdonó y transformó.
Sin embargo, para que nuestros labios sean verdaderamente hermosos como un hilo de grana, el Señor primero debe sanarlos y purificarlos. La Biblia nos muestra diversas condiciones que afectan nuestros labios y que necesitan la obra transformadora de Dios:
La buena noticia es que Dios promete purificar nuestros labios. En Sofonías 3:9 encontramos esta preciosa promesa: "En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová". El Señor desea sanar nuestro hablar para que dejemos de ser chismosos, murmuradores o mentirosos, y para que nuestra boca se llene de bendición.
Como cuando uno con semejanza de hijo de hombre tocó los labios de Daniel. La Palabra de Dios transforma nuestro corazón y, por ende, nuestro hablar.
El serafín tomó un carbón encendido del altar de Dios y tocó la boca de Isaías, quitando su culpa y limpiando su pecado. Dios quiere hacer lo mismo con nosotros desde el altar de su presencia.
"Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio". Parte de la sabiduría es aprender a guardar silencio, especialmente ante la provocación o el chisme. Un cristiano que sabe callar gana un testimonio poderoso.
Cuando el Señor libera y transforma nuestros labios, estos dejan de ser una fuente de problemas y se convierten en un manantial de bendición:
Que el Señor pueda decir también de nosotros: "Tu habla es hermosa". Permitamos que el Señor haga hoy una obra profunda en nuestro corazón y en nuestros labios, para que todo lo que salga de nuestra boca honre su nombre y edifique a los demás.
Iglesia Cristiana Ebenezer Villa Nueva
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