En mi lecho, por la noche, busqué al amor de mi alma, lo busqué y no lo encontré. Me levanté y recorrí la ciudad, calles y plazas; busqué al amor de mi alma, lo busqué y no lo encontré.
CANTARES 3:1-2
La Biblia nos enseña que para recibir debemos pedir, para que sea abierta la puerta debemos llamar y para encontrar o hallar, debemos buscar. Adicionalmente, Proverbios 8:17 indica que quienes buscan de temprano, encuentra; en ese caso a la sabiduría.
En Jeremías 29:11 al 14 el Señor indica que cuando lo invoquemos y roguemos, Él escuchará, y que cuando lo busquemos, lo vamos a encontrar; sin embargo, en el Cantar de los Cantares 3:1 al 2, vemos que la amada en varias ocasiones buscó a su amado, pero no lo encontró, lo que muestra que ella no lo estaba buscando correctamente.
Por ello la Biblia nos enseña cómo es que debemos buscar al Señor, para que lo encontremos.
En Isaías 58:1 al 4 leemos "Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, declara a mi pueblo su transgresión y a la casa de Jacob sus pecados. Con todo me buscan día tras día y se deleitan en conocer mis caminos, como nación que hubiera hecho justicia, y no hubiera abandonado la ley de su Dios. Me piden juicios justos, se deleitan en la cercanía de Dios. Dicen: "¿Por qué hemos ayunado, y tú no lo ves? ¿Por qué nos hemos humillado, y tú no haces caso?" He aquí, en el día de vuestro ayuno buscáis vuestra conveniencia y oprimís a todos vuestros trabajadores. He aquí, ayunáis para contiendas y riñas, y para herir con un puño malvado. No ayunéis como hoy, para que se oiga en lo alto vuestra voz."
Buscar se traduce de "darásh" que, entre otras cosas, significa: Frecuentar, andar en busca de, consultar, desear, escudriñar, indagar, inquirir, mendigar, pedir, perseguir y preguntar. (Strong 1785). Día se traduce de "yom" que, entre otras cosas, significa: Aurora, constante, continuo, diariamente, joven, permanecer, querer y siempre. (Strong 3117)
Estos significados nos muestran la intensidad con la que Israel buscaba al Señor, porque "andaban en busca de", "deseaban", "indagaban" y "perseguían" "constantemente", "continuamente", "diariamente" y "siempre" al Señor; sin embargo, estaban obviando acciones o actitudes importantes que el Señor requería previamente.
En Isaías 29:12-13, leemos que Israel se acercaba al Señor con sus palabras y lo honraban con sus labios; sin embargo, su corazón estaba lejos de Él, porque su hacia el Señor era pura costumbre (LBLA), y no por el deseo de agradarle.
Deleitar se traduce de "kjaféts" que tiene significados como los siguientes: Agradar, amar, complacer, deleitar, desear y querer. (Strong 2654). Conocer se traduce de "dáat" que significa: Ciencia, conocimiento, docto, entendimiento, inteligencia, sabiduría y sentido. (Strong 1847)
Es interesante ver que Israel no solamente buscaba al Señor, sino que también se deleitaban, amaban y deseaban "el conocimiento" de los caminos de Señor. Estas acciones definitivamente correctas; sin embargo, hay otras que son necesarias para que busquemos al Señor.
Esto está descrito en Juan 5:39-40, en donde el Señor Jesús les indicó a los judíos, que a pesar de que ellos escudriñaban las escrituras, no quería llegar a Él.
Justicia se traduce de "tsedacá" que significa: Derecho, equidad, honradez, justicia, justo y rectitud. (Strong 6666). Se deriva de "tsadác" que se utiliza para ser (hacer) derecho (en sentido moral o forense), y significa: Absolver, justamente, hacer justicia, justificar, justo y purificar. (Strong 6663).
Justicia, objetivamente, se aplica a las personas que juzgan y obran sin dejarse llevar de sentimientos o consideraciones personales, y a sus pensamientos, palabras, hechos, etc.
La expresión "como nación que hubiera hecho justicia" muestra que a pesar de que Israel buscaba al Señor y se deleitaba en el conocimiento de sus caminos, no estaba haciendo justicia y por lo tanto no encontrarían al Señor. Esto nos enseña que debemos hacer justicia para encontrar al Señor cuando lo buscamos, veamos algunos ejemplos:
Una de las razones por las que hay cristianos que no encuentran al Señor es porque hacen favoritismos y eso es injusticia. Esto puede ocurre en alguna empresa cuando se favorece a determinadas personas con algunos puestos de trabajo, incluso en la iglesia al favorecer a algunos, por razones humanistas, con determinados privilegios.
Los cristianos que teniendo la oportunidad de hacer justicia a los afligidos, menesterosos y desprotegidos, no lo hacen sino que al contrario se aprovechan de ellos al ver sus necesidades, preocupaciones o ignorancia no pueden tener una buena comunión con Dios, es decir que no lo pueden encontrar.
Tampoco se debe llegar al extremo opuesto, de favorecer únicamente a quienes se consideran más necesitados, excluyendo a las demás personas, porque eso también es injusticia (Lv. 19:11-17).
Las personas que se dedican a dar préstamos cobrando intereses excesivos o son usureros, están actuando y cometiendo injusticias que les impiden recibir completamente la bendición, presencia y comunión con Dios.
Debemos amar y practicar la justicia para que cuando busquemos a Dios lo encontremos y nos lleve a la recámara del banquete (Sal. 45:7)
Abandonar se traduce de "‘azab" que se utiliza para indicar soltar, abandonar, salir y omitir. (Strong 5800). Ley se traduce de "mishpat" que se utiliza propiamente para indicar un veredicto qué era judicialmente pronunciado; relacionado con un juicio, un decreto formal, ley y gobierno. Ésta es una palabra sumamente importante para la comprensión apropiada de todo el gobierno (humano o divino). Diferente a nuestra concepción tripartita democrática moderna (legislativo, ejecutivo, y judicial), la raíz verbal, "shaphat" (8199) de que este nombre origina, se refiere a todas las funciones de gobierno, no meramente el proceso judicial. Este nombre fue usado para describir cualquier aspecto de gobierno civil o religioso en el AT. (Strong, VINE 4941).
Los significados indicados, nos muestran que Israel había abandonado la ley y el gobierno de Dios, y aún así querían encontrar al Señor. Vemos algunos aspectos relacionados:
En el Antiguo y el Nuevo Testamento encontramos varios ejemplos de personas o líderes que se rebelaron en contra de la autoridad, es decir de los ministros de Dios. El caso de Himeneo y Alejandro es un ejemplo; luego en 2 Timoteo 4:14 al 15, encontramos el caso de Alejandro el calderero, quien le hizo mucho daño al apóstol Pablo y de igual forma en 3 Juan 1:9 al 10, encontramos a Diótrefes, quien se oponía a la autoridad del apóstol Juan, y no recibía a los que él enviaba.
Esto nos habla de cristianos o líderes que se rebelan, oponen o contienden en contra de la autoridad ministerial; sin embargo, quieren tener comunión con Dios, lo cual es ilógico, porque les ocurre lo mismo que a Israel, quienes habían abandonado el gobierno de Dios.
El cristiano comete un grave error cuando da lugar a la murmuración en contra de la familia o del ministro que está sobre él, porque puede ser introducido en una etapa de sufrimiento para que corrija su mal proceder, como le ocurrió a María, cuando juntamente con Aarón murmuraron de Moisés porque su esposa era etíope.
Esto nos habla de cristianos que se dedican a murmurar contra el ministro o la familia del mismo, pero cuando llegan a la congregación esperan recibir la bendición de Dios. Estos no han comprendido que esa actitud carnal es un impedimento para recibir las bendiciones de Dios y alcanzar una comunión amplia y saludable con Él.
Es importante hablar del equilibrio que la Biblia muestra respecto a la relación de las ovejas con los ministros, pues se puede cometer el error de que a pesar de que el ministro esté en pecado, cometiendo abusos o actuando de forma no bíblica, se les obligue a callar u obedecer.
La Biblia enseña que Dios le ha dado autoridad a los ministros para edificar, pastorear, alimentar, cuidar y velar por el rebaño, pero no para destruirlo, ni tener señorío, ni abusar de el (2 P. 5:1-3), porque de hacerlo, Dios lo juzgará y lo recompensará de acuerdo al proceder que tuvo.
La Biblia nos enseña que cuando busquemos a Dios, Él se dejará encontrar por nosotros (Jer. 29:14), y por ello debemos conocer las actitudes y/o acciones que no debemos tener ni cometer sino desechar, para que cuando lo busquemos lo encontremos y disfrutemos de su presencia y recibamos sus bendiciones (Cnt. 3:1-4)
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