Y cuando Jesús salió y se iba del templo, se le acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Y, respondiendo, él les dijo: ¿No veis todo esto? De cierto os digo que no será dejada aquí piedra sobre piedra que no sea derribada. Y sentándose él en el monte de los Olivos, se acercaron a él los discípulos aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo? Y respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; mas aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá hambres, y pestilencias, y terremotos en diversos lugares. Mas todas estas cosas serán principio de dolores.
MATEO 24:1-8
La Biblia enseña que en una ocasión los discípulos le preguntaron al Señor Jesús acerca de los eventos y las señales relacionadas con la destrucción de Jerusalém, su Parusía y el fin del siglo, a lo que Él respondió hablándoles acerca de los eventos, las señales y los peligros que conllevan cada uno de esos acontecimientos (Mt. 24:1-8; Mr. 13:1-4; Lc. 21:1-7). Este pasaje muestra que los discípulos tienen necesidad de conocer los eventos y las señales de los tiempos, principalmente de los tiempos finales.
Asimismo leemos en el libro de Daniel la escatología de los eventos que Dios determinó para el final del tiempo antiguo, la manifestación de su Hijo, el inicio del tiempo final y para los tiempos finales; adicionalmente leemos que todo el libro de Apocalipsis contiene la revelación que el Señor Jesús le dio al apóstol Juan para manifestar a los siervos las cosas que deben suceder pronto (Ap. 1:1-2).
La escatología es la doctrina de las últimas cosas, trata del futuro y del destino eterno de la humanidad, así como del desarrollo general del plan profético de Dios para sus hijos. Podemos decir también que es el tratado sobre las últimas cosas relacionadas con el destino del universo.
La escatología no se limita a las cosas futuras, sino que también contempla todo lo que era futuro cuando se dio la revelación; por ejemplo la profecía de la muerte del Señor se escribió hace milenios, aunque en ese tiempo era un hecho futuro, hoy día es un hecho pasado (Job 19:25-26; Dn. 9:26).
Los cristianos debemos comprender que los tiempos finales iniciaron hace 2,000 años, asimismo debemos aprender a distinguir las señales de los tiempos para poder prepararnos para el encuentro con el Señor.
Uno de los eventos, o serie de eventos, de los tiempos finales son el principio o principios de dolores (Mt. 24:8; Mr. 13:8), que son una serie de eventos espirituales, religiosos, militares, sociales y naturales que ocurren en diversas partes del mundo, provocando caos, destrucción y muerte; y que anuncian la Parousía o el regreso del Señor en su venida privada.
El principio de dolores nos anuncia el regreso del Señor y por ello debemos pedirle que nos tome por dignos de escapar de los juicios que vendrán sobre la tierra (Lc. 21:36); velar (Mt. 24:43) y prepararnos para nuestro encuentro con Él (Mt. 24:44).
Veamos algunos de los aspectos relacionados con el principio de dolores:
Porque Moisés desde los tiempos1 antiguos2 tiene en cada ciudad quien le predique en las sinagogas, donde es leído cada sábado (Hch. 15:20-21 RV1909).
Sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro ó plata; sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación: Ya ordenado de antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postrimeros1 tiempos1 por amor de vosotros (1 P. 1:18-20 RV1909).
Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin1 se levantará sobre el polvo: Y después de deshecha esta mi piel, Aun he de ver en mi carne á Dios (Job 19:25-26 RV1909).
Mas esto es lo que fue dicho por el profeta Joel: Y sucederá en los postreros1 días1, dice Dios, que derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, y vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños. Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré de mi Espíritu en aquellos días, y profetizarán (Hch. 2:16-18 RV-SBT).
Y cuando llegó cerca, viendo la ciudad, lloró sobre ella, diciendo: ¡Si también tú conocieras, al menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti en que tus enemigos te cercarán con trincheras, y te sitiarán, y por todas partes te pondrán en estrecho, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti; y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación (Lc. 19:41-44 RV-SBT).
Y respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; mas aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá hambres, y pestilencias, y terremotos en diversos lugares. Mas todas estas cosas serán principio de dolores (Mt. 24:4-8 RV-SBT).
Y sentándose él en el monte de las Olivas, se llegaron á él los discípulos aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida1, y del fin del mundo? (Mt. 24:3 RV1909).
Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que haya hecho estando en su cuerpo, sea bueno o sea malo (2 Co. 5:10 RV-SBT).
Por lo cual, os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida13 del Señor, no seremos delanteros á los que durmieron. Porque el mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero: Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados1 en las nubes á recibir2 al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor (1 Ts. 4:15-17 RV1909).
Es extraordinariamente necesario e importante que la iglesia del Señor en general y cada cristiano en particular conozcamos la sana doctrina escatológica, es decir acerca del regreso del Señor por su Iglesia y los demás eventos que ocurren en los tiempos finales, pues recordemos que es un grave error y un gran peligro desconocer los tiempos (Lc. 19:42-44).
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