3 Respondió Jesús, y díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios. 4 Dícele Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
JUAN 3:3-5 RV-1909
La Biblia deja ver en el Evangelio de Juan que hay varios tipos de nacimientos (Jn. 1:13; 3:3-5); de esos nacimientos el creyente debe vivir el nacimiento de nuevo, del agua y del Espíritu (Jn. 3:3-5).
Estos nacimientos no son asuntos, estados ni conocimientos meramente intelectuales; sino que son milagros de parte de Dios; son eventos espirituales y sobrenaturales que modifican el espíritu, alma e, incluso, el cuerpo de la persona y también impactan el intelecto de quienes los experimenta.
El nacimiento biológico es el resultado final del proceso que inicia cuando uno engen-dra algo, otro concibe cuando recibe la semilla y después del proceso de gestación se da a luz.
El primer nacimiento del cristiano es el biológico, natural y humano; el segundo es cuan-do nacemos de nuevo, es espiritual y divino para ser hijos de Dios (Jn. 1:12-13).
El nuevo nacimiento es la continuación del proceso que el Padre inició en la eternidad pasada cuando nos enseñó (Jn. 6:44-45) y por eso llegamos al Señor Jesús (Jn. 6:45).
En una breve y sencilla explicación acerca del nacimiento de nuevo o nuevo nacimiento podemos decir que es uno de los milagros y regalos más grandes de parte de Dios para el cristiano; es el resultado del engendramiento espiritual del Padre por medio de la Palabra (Jn. 1:13; Stg. 1:18) y de la obra y revelación del Espíritu Santo en la persona acerca del sacrificio expiatorio de Jesucristo.
La palabra "nacer" se traduce del griego "gennáō" que en voz activa significa: Engendrar, procrear, ser padre de, concebir, dar a luz, regenerar, generación, tipo, descendencia; y en voz pasiva: Ser engendrado, nacer, originar, producir, brotar1.
Veamos algunos aspectos relacionados con el nuevo nacimiento:
1. LA ESCUELA DEL PADRE, JUAN 6:44-45
44 Ninguno puede venir á mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. 45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados de Dios. Así que, todo aquel que oyó del Padre, y aprendió, viene á mí. (Jn. 6:44-45 RV-1909).
Recordemos que los seres humanos están integrados por el espíritu, alma y cuerpo (1 Ts. 5:23); por esa razón cada ser humano no tiene un principio en la tierra, sino que Dios ya había creado su espíritu desde antes de la fundación del mundo1 (Job 38:4-21).
El nuevo nacimiento es la continuación del proceso que inició en la pre-existencia2 cuando los seres humanos solamente eramos espíritus y el Padre nos enseñó, entre otros, el evangelio y el plan de salvación por medio de Jesús (Jn. 6:44-45).
El Señor Jesús dijo "Así que, todo aquel que oyó del Padre, y aprendió, viene á mí." es decir que cada persona que en la pre-existencia fue enseñada por el Padre, recibió esa enseñanza, el plan de salvación y aprendió de Él, ahora lo lleva hacia el Hijo (Jn. 6:44); por esa razón en esta vida llegamos al Señor Jesús (Jn. 6:45).
Las enseñanzas que recibimos del Padre también las ubicamos en la epístola a los Romanos que dice "Porque á los que antes conoció, también predestinó
[...]" (Ro. 8:29-30), porque nos enseñó y conoció antes de nacer; luego que lo escuchamos, aprendimos e hicimos una elección, nos predestinó.
2. ENGENDRADOS DEL PADRE, JUAN 1:11-13
11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas á todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, á los que creen en su nombre: 13 Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios. (Jn. 1:11-13 RV-1909).
El apóstol Juan menciona dos grupos de engendramientos o nacimientos; el primero está formado por cuatro: 1) de sangre, 2) voluntad de carne, 3) voluntad de varón y 4) de voluntad de Dios (Jn. 1:13); el segundo está formado por tres: 1) de nuevo, 2) del agua y 3) del Espíritu (Jn. 3:3-5).
El primer grupo (Jn. 1:12-13), por ejemplo, nos da luz acerca de tipos de personas que son engendrados o nacen por diferentes métodos, deseos, motivos, propósitos y destinos; pero Dios engendró a sus hijos, estos nacen por su voluntad y les asigna propósitos específicos2; estos somos los que recibimos a su Hijo y nos da el poder de llegar a se hechos hijos de Dios.
El segundo grupo procede del 4to tipo del primero; es como la explicación del nacimiento de la voluntad de Dios (Jn. 3:3-5); en este caso la persona necesita experimentar tres nacimientos: De nuevo, del agua y del Espíritu (Jn. 3:3, 5).
El Padre engendra a sus hijos por medio de su Palabra y específicamente por medio de la Palabra verdadera, fiel y de verdad1 (Stg. 1:18); precisamente por esa razón debemos estar dispuestos y ser rápidos para escucharlo.
3. EL NUEVO NACIMIENTO, JUAN 3:3-7
3 Respondió Jesús, y díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios. 4 Dícele Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez. (Jn. 3:3-7 RV-1909).
El nuevo nacimiento es parte de los temas que forma parte de los rudimentos de la doctri-na de Cristo (He. 5:12; He. 6:1-2); sin embargo al estudiarlo vemos que el tema es profundo y amplio; por ello en este tema abordaremos brevemente algunos de los aspectos que están relacionados al mismo.
La palabra "nacer" se traduce del griego "gennáō" que en voz activa significa: Engendrar, procrear, ser padre de, concebir, dar a luz, regenerar, generación, tipo, descendencia; y en voz pasiva significa: Ser engendrado, nacer, originar, producir, brotar1.
La frase "otra vez" se traduce de la palabra griega "ánōthen" que significa: De arriba, desde arriba, de lo alto, en otro tiempo, desde antes, desde el principio, otra vez, de nuevo1.
Las palabras "gennáō" y "ánōthen" dejan ver que nacer de nuevo se refiere a ser engendrado y nacer otra vez, de arriba, desde arriba, de lo alto, en otro tiempo, desde antes.
Es decir que el nuevo nacimiento, nacer de nuevo o nacer otra vez no se refiere a una acción, estado ni conocimiento meramente intelectual sino que es el producto de la acción divina, porque es el resultado de haber sido engendrados por la Palabra de Dios y la Palabra de verdad (1 P. 1:23; Stg. 1:18) y es el nacimiento que procede de arriba y de lo alto.
El nuevo nacimiento ocurre por la voluntad y la acción del Padre, la resurrección de Jesucristo (1 P. 1:3) y la acción y la revelación del Espíritu Santo en el renacido (Lc. 1:35).
El nuevo nacimiento también es fruto de la acción del Espíritu Santo quien lleva a la persona al bautismo en el arrepentimiento2 (Mr. 1:4) y le da la revelación del sacrificio expiatorio del Señor Jesús (Jn. 3:16) para el perdón de sus pecados3.
En el milagro del nuevo nacimiento Dios hace una obra extraordinaria en la vida de la persona porque envía al espíritu de Cristo y al Espíritu Santo a morar en el renacido4.
El griego "ánōthen" se utiliza para indicar el lugar de la habitación de Dios (Jn. 3:31; Jn. 19:11). Asimismo cuando se habla de "de arriba" y "de lo alto" se habla de la habitación de Dios (Jn. 8:23; Col. 3:1-2), de lugares celestiales (Gá. 4:26); de algo que procede de Dios, como la autoridad (Jn. 19:11), la llenura y el bautismo en el Espíritu Santo (Lc. 24:49), las buenas dádivas y los dones perfectos (Stg. 1:17), la sabiduría (Stg. 3:15, 17).
Después del nuevo nacimiento el creyente necesita ser bautizado en agua5 precisamente para experimentar el nacimiento del agua.
Asimismo el creyente debe anhelar, pedir y buscar la llenura y el bautismo en el Espíritu Santo para nacer del Espíritu6 y como consecu-encia, por ejemplo, poder entrar en el reino de Dios (Jn. 3:5).
Después del nuevo nacimiento el creyente debe desear y buscar ser alimentado con la leche espiritual de la doctrina de la Palabra de Dios para poder crecer espiritual y saludable-mente (1 P. 2:2).
El creyente debe permanecer en el Señor y producir frutos para no ser como árboles cortados que son echados en el fuego (Mt. 7:19); asimismo el creyente debe retener la Palabra de Dios para no haber creído en vano (1 Co. 15:2).
El cristiano debe estar profunda y eternamente agradecido con el Padre por haberlo elegido desde antes de la fundación del mundo para ser salvo; asimismo debe estar agradecido con el Hijo por haber dado su vida en expiación para salvarlo y también debe estar agradecido con el Espíritu Santo por conducirlo al arrepentimiento y proveerle la revelación del sacrificio del Señor Jesús.