22 Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, 23 Mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley.
9 (Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, y justicia, y verdad;)
15 Así que, ofrezcamos por medio de él á Dios siempre sacrificio de alabanza, es á saber, fruto de labios que confiesen á su nombre.
GÁLATAS 5:22-23; EFESIOS 5:9; HEBREOS 13:15 RV-1909
La Biblia enseña que el fruto es producto de una siembra; en la primero fue necesario trabajar la tierra, arándola, limpiándola y abonándola; luego se regó y cuidó para que produjera buen fruto (Is. 5:1-2).
La Biblia enseña que las personas somos árboles espirituales que damos fruto, y que por esos frutos nos daremos a conocer; porque un árbol bueno, produce buenos frutos y un árbol malo, malos frutos (Mt. 7:16-20)
Cuando la persona experimenta el nuevo nacimiento, el Señor lo transforma en árbol de justicia, dándole la capacidad de poder producir y hacer frutos agradables para Él.
La Biblia enseña que los cristianos producimos el fruto1 del Espíritu siendo bautizados, llenos, guiados, viviendo y obedeciendo al Espíritu Santo (Gá. 5:25); permitiéndole que forme la imagen de Jesucristo en nuestra vida.
El fruto del Espíritu es el amor, que tiene las facetas: Gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, dominio propio, justicia, verdad y sacrificio de alabanza.
El fruto del Espíritu que produce el cristiano en primer lugar es para el Señor, pues la amada dice, "[...] Venga mi Amado a su huerto, y coma de su dulce fruta." (Cnt. 4:16 B. Oso).
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, (Gá. 5:22 RV-1960)
El fruto del Espíritu se produce para amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, y con toda nuestra alma, y con todas nuestras fuerzas; en otras palabras, para amar al Señor con nuestro ser integral.
El fruto del amor, también es para amarnos a nosotros mismos, pues no podríamos amar a otros si no nos amamos a nosotros mismos, por eso el Señor Jesús indicó que debemos amar "[...] como a ti mismo."
Además el fruto del Espíritu se produce para amar a nuestro prójimo y nuestros demás hermanos, sin fingimiento ni hipocresía (Ro. 12:9-10 RV1960, LBLA), para soportarnos los unos a los otros y vivir juntos en armonía, pues esto le agrada al Señor (Ef. 4:1-2; Sal. 133).
Además de amar al Señor, a nosotros mismos, a nuestro prójimo y demás hermanos; el fruto del Espíritu también nos ayuda a amar a nuestros enemigos1, es decir a los que nos odian y son hostiles hacia nosotros.
Amar a quien expresa amor lo hacen todos, pero amar al que no nos ama se logra dando el fruto del Espíritu (Mt. 5:46-48)
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, (Gá. 5:22 RV-1960)
Cuando nos vituperan, insultan, deshonran, maldicen, persiguen y dicen toda especie de mal de nosotros, mintiendo; debemos gozarnos porque nuestra recompensa es grande en los cielos.
Cuando a la vida del cristiano llegan situaciones adversas y dolorosas que le hacen llorar, lamentarse y le provocan tristeza, el gozo del fruto del Espíritu convierte la tristeza en gozo y alegría; pues nos recuerda que eso esas situaciones son pasajeras, que veremos al Señor y nuestra tristeza se convertirá en gozo y estaremos para siempre con Él.
Cuando somos despreciados, maltratados o avergonzados a causa del Señor Jesucristo el gozo del fruto del Espíritu se manifiesta para bendecir y agradecerle al Señor haber sido tenidos por dignos de padecer por su Nombre.
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, (Gá. 5:22 RV-1960)
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, (Gá. 5:22 RV-1960)
Para producir el fruto del Espíritu se requiere de un proceso continuo, en el que cada cristiano debe ser trabajado por el Viñador, Dios Padre; haciendo morir las obras de la carne por medio del Espíritu Santo; de esa forma nuestros frutos serán agradables al Señor Jesucristo y de la Iglesia para edificación de unos a otros (Cnt. 4:16).
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