En el Antiguo Testamento el Señor le dio a Israel una serie de mandamientos para que vivieran de acuerdo a ellos; para el Nuevo Testamento el Señor ha dejado solamente dos ordenanzas para su pueblo: La cena del Señor y el bautismo en agua.Cuando recibimos a Jesucristo en nuestro corazón nuestro espíritu nació de nuevo, posteriormente cuando nos bautizamos en agua nuestra alma nació de nuevo (Ef. 2:1-2; Ro. 6:1-11), y al final, en la transformación o en la resurrección, nuestro cuerpo nacerá de nuevo, cuando sea transformado en un cuerpo incorruptible (1 Co. 15:52); sin embargo, cuando el creyente no se bautiza las ataduras que le colocaron en el mundo permanecen en él, por ello no puede dejar de cometer los pecados del pasado. [ ]
En el Antiguo Testamento el Señor le dio a Israel una serie de mandamientos para que vivieran de acuerdo a ellos; para el Nuevo Testamento el Señor ha dejado solamente dos ordenanzas para su pueblo: La cena del Señor y el bautismo en agua.Cuando recibimos a Jesucristo en nuestro corazón nuestro espíritu nació de nuevo, posteriormente cuando nos bautizamos en agua nuestra alma nació de nuevo (Ef. 2:1-2; Ro. 6:1-11), y al final, en la transformación o en la resurrección, nuestro cuerpo nacerá de nuevo, cuando sea transformado en un cuerpo incorruptible (1 Co. 15:52); sin embargo, cuando el creyente no se bautiza las ataduras que le colocaron en el mundo permanecen en él, por ello no puede dejar de cometer los pecados del pasado. [ ]